Santo Domingo en Bicicleta

Publicado originalmente en Argentarium.com en marzo de 2017.

¿Alguna vez te has preguntado cuánto tiempo de tu vida has gastado en tapones? ¿Cuánto tiempo te ahorrarías si no hubieran tapones? ¿Qué harías con ese tiempo adicional? 

Según un estudio realizado en EEUU, en 2014 los estadounidense gastaron un promedio de 42 horas al año en tapones. Casi dos días en tapones… ¿Cuánto habrás gastado tú?

Nuestra ciudad no fue diseñada, si es que alguna vez lo fue, para que la cantidad de vehículos que alberga fluya sin congestionamientos. Casi un 1 millón vehículos circula en una área de sólo 91.6 kilómetros cuadrados del Distrito Nacional. Agregando que nuestro sistema de transporte colectivo público no es lo suficientemente eficiente y masivo como para lograr que un porcentaje significativo de ciudadanos dejen sus carros en casa o mejor aún, que ni siquiera compren uno.

¿Alguna vez mejorará esa situación? ¿Cuánto tiempo tomará en mejorar? ¿Cuando el gobierno hará algo significativo al respecto? ¿Cuando harás algo al respecto?

Poder moverte facilmente en la ciudad sin poseer un vehículo propio. Utilizar un sistema de transporte público cómodo, puntual, limpio y seguro. Caminar por las calles de Santo Domingo sin sentirte inseguro. No gastar dinero en gasolina, en cambios de aceite, en una póliza de seguro, en gomas, en baterías, etc… puede tomar años… va a tomar años. 

¿Mientras tanto qué? Un carro no es la solución, pero tal vez una bicicleta pueda serlo. Te mueves sin gastar combustible, más que las calorías que consumes a diario, posiblemente en exceso. No te ves afectado por los tapones, puedes navegar entre los vehículos con facilidad por el poco espacio que ocupas, puedes subirte en la cera si es necesario y siempre estás al frente en la espera a que el semáforo cambie a verde. Probablemente no seas abordado por pedigüeños y definitivamente, un limpiador de vidrios no te tirará una esponja para forzarte a que utilices su servicios. Sientes el viento en la cara, no contaminas y le agregas minutos u horas a tu día.

La realidad es que nuestra ciudad tampoco está diseñada con las bicicletas en mente. Mientras andas en una bicicleta eres un ciudadano de segunda clase. La calle es para los vehículos de motor y la cera para los peatones. Tu lento, eficiente y limpio andar, es un obstáculo para los demás. 

Los parqueos dedicados para las bicicletas son escasos pero gracias a la gran cantidad de motores que hay en la ciudad, con frecuencia encontrarás un espacio para parquear vehículos de dos ruedas. Y claro, siempre deberás poner el candado.

Por otro lado, está la apariencia que deseas transmitir y mantener. La bicicleta no es muy compatible con tacones, camisas manga larga, vestidos cortos, corbatas, chaquetas y peinados muy elaborados. ¿Te tendrán menos respeto si te desmontas de una bicicleta y no de un carro? ¿Estás dispuesto a andar por las calles con un casco sobre tu cabeza, pedalear para llegar a tu destino y cambiar tu cartera, tu maletín o tu baúl por una mochila? 

Estas expuesto al ambiente. Te vas a despeinar. Vas a sudar. Si llueve y no llevas una capa, te vas a mojar. Vehículos de motor escupirán humo en tu cara. Compartirás tu camino con motoristas, quienes con sus bocinas, te indicarán constantemente lo lento y prudente que eres. Los hoyos e irregularidades de las calles y ceras, de vez en cuando, romperán tu ritmo. Los peatones, sin previo aviso, interrumpirán tu camino. 

Los establecimientos comerciales te recibirán con sorpresa al ver tu vehículo, que aunque ocupa poco espacio, los inquieta, ya que no están acostumbrados a lidiar con él.

En mi caso, de lunes a viernes, por aproximadamente 8 meses he estado usando una bicicleta para ir al trabajo. Tengo la dicha de vivir a poco más de 1 kilómetro de distancia de mi trabajo, pero aún así, principalmente al final de la jornada laboral, llegar a mi casa en un carro puede requerir una porción significativa del resto de mi tarde. 

Según mi experiencia, la 6:00 pm es la hora más entaponada y aunque el tiempo máximo que experimenté en la semana que utilicé el carro fue de 20 minutos, he tenido ocasiones en las que me ha tomado mucho más tiempo. He llegado a apagar el motor por varios minutos por lo poco que se movía el tráfico y una vez lo dejé aparcado, concluí mi ruta caminando y más tarde regresé a buscarlo. 

Al usar la bicicleta, el tiempo que me toma llegar, no solo es más corto, sino que también es constante. Exista tapón o no, estemos en navidad o no, los colegios estén cerrados o no, la duración del trayecto presentará poca variación. Los tapones dejan de ser un problema y pasarle por al lado a los impotentes conductores, atrapados en largas filas de vehículos, puede convertirse en un placer que experimentarás con frecuencia. 

Nota: La bicicleta que uso es eléctrica, que me permite andar con menos esfuerzo.

¿Te interesa probar? Consigue una bicicleta prestada y sal a dar una vuelta. Realiza alguna diligencia, visita a un amigo, ve a una plaza, al banco, al supermercado, recorre un tapón, vive la experiencia y aprecia la diferencia.

Estas son algunas precauciones básicas a tomar: Usar casco. En la calle, ir con el flujo de los vehículos y en la orilla para no obstaculizar. De subirte en la cera, ir lento, respetando el paso de los peatones. Evitar andar en vía contraria. En intersecciones o ante vehículos estacionados o que se detienen en la calle de repente, reducir velocidad y detenerte si es necesario, entiende que los vehículos no siempre te están viendo y en un choque llevas la de perder.

¿Qué podría pasar si todos anduviéramos en bicicleta? Menos tapones, menos contaminación, menos ruido, menos gastos, menos estrés y más tiempo para dedicarlo a cosas más importantes para ti. Siendo realista, esta no será una solución para todos, pero puede ser la tuya.

Edwin Rodríguez / @edwinjrr

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Por Repecho

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22 noviembre, 2020 9:26 pm

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